¿Está México preparado para un sismo de gran magnitud?
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Aunque han pasado 27 años del terremoto en la Ciudad de México y pese a los esfuerzos de Protección Civil de preparar a la ciudadanía, considero que seguimos en pañales en la materia y que nuestro país no está preparado para enfrentar un sismo de tal envergadura.
Y la tan cacareada "alarma sísmica" nomás no se escucha y para que negarlo, no funciona. He trabajado en diversas dependencias oficiales y en ocasiones la alarma suena en cuanto se registra el temblor y entonces cunde el pánico, confieso que en estos casos generalmente soy la primera en volar por las escaleras y alcanzar la puerta principal, por aquello que más vale aquí corrió que aquí quedó.
Recuerdo no temer a los temblores pero francamente a partir de los sismos del 85, ni hablar soy gallina y pretendo salvar el pellejo.
Hace unas horas en el programa Diálogos en confianza de canal 11, estaba el titular de los topos y alguien más de protección civil, hablaban sobre los cuidados que debe uno tener en una emergencia por temblor o incendio, por ejemplo.
Total mencionaban que si vivimos en casa, o quien habita en apartamento; todos debemos ubicar una zona segura y en un lugar de paso hacia esta zona una mochila segura que deberá contener: botiquín de primeros auxilios, con vendas, por si acaso se sufre un problema correspondiente al área de traumatología; asimismo linterna, radio, le agrego celular –por si se llega a ofrecer realizar una llamada y nos quedamos atrapados entre los escombros-, un USB que contenga escaneadas acta de nacimiento, credenciales de elector y todo aquello que consideremos de asunto prioritario. Además debemos realizar una tarjeta por cada integrante de la familia que contenga nombre, dirección, tipo de sangre y especificar si la persona es alérgica a un medicamento. También recomiendan tener a la mano un extinguidor –por aquello de los incendios- y un detector de gas butano. Uf me cansé de oír las recomendaciones y ahora que trato de transmitir el conocimiento adquirido, veo que efectivamente éstas sugerencias no son pocas.
Algunas considero son hasta absurdas. Y prosigo con los recuerdos, cuando trabajaba dos años atrás en el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, el edificio se ubica en Insurgentes y Reforma; estaba en el piso 17 y de plano los compañeros de trabajo y por feliz coincidencia somos amigos queridos, apanicados nos arrinconábamos en una esquina y nos dejábamos llevar por el vaivén de la edificación, alguien impidió que me subiera a la azotea y era impensable intentar bajar rápidamente los 17 pisos. Eso si, el desalojo del inmueble recuerdo se hacía en 45 minutos. Total, ya afuera luego de un rato, pocos volvían al trabajo, la mayoría regresaba por sus bolsos o por un saco y llaves del auto y terminaba el trabajo. Esto sucedió en diversas ocasiones porque fue una época de sismos continuos. Sin embargo la alarma sísmica nunca se escuchó.
Por lo anterior afirmo que los simulacros quizás funcionen bien en las escuelas y edificios de pocos pisos, porque en departamentos ubicados en las alturas, de poco sirven y menos funciona la alarma sísmica. Y ya me veo colocada en posición fetal en el llamado triángulo de la vida; mejor que Dios nos agarre confesados, porque en materia de protección civil, seguimos en pañales.
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